La caída de la demanda pone en riesgo el tejido productivo de la región

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El Índice de Precios de Consumo (IPC) ha experimentado a nivel regional un crecimiento de 0,1 puntos respecto al mes de febrero, con lo que la tasa interanual se sitúa en la Comunidad Autónoma en el -0,8 por ciento, según los datos hechos públicos por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Estos datos rompen la tónica que hasta el momento se venía produciendo en el año 2009, al registrar un crecimiento de los precios de una décima. Un incremento que se sustenta en el sector de vestido y calzado, que experimenta una subida del 3,7%, fruto del final del periodo de rebajas. Sin embargo, este fuerte incremento ha sido contrarrestado por una importante bajada del 0,8% del sector de alimentos y bebidas no alcohólicas y el sector de Vivienda, con un descenso del 0,3%.

Este leve crecimiento de los precios experimentado en el mes de marzo en la región no nos ha de llevar a planteamientos diferentes a los mantenidos hasta el momento, ya que el mismo registro correspondiente al año 2008 fue del 0,9%, y nos hallábamos en un escenario de fuerte desaceleración económica. De hecho, a la luz de estos datos, el incremento de los precios durante los últimos doce meses ha supuesto un retroceso de 8 décimas y en el primer trimestre de 2009 una bajada de un punto y medio con respecto al dato del mes de diciembre.

Los datos del Índice de Precios de Consumo no son sino la constatación de la grave situación que atraviesa nuestra economía, debido a una congelación de la demanda interna, principal motor de la economía castellano-manchega y nacional, motiva a su vez por la falta de confianza por parte de los consumidores, por la actual crisis económica.

Asimismo, esta evolución negativa de los precios es el reflejo de una falta de impacto real de las medidas puestas en marcha para paliar la crisis económica, que no posibilitan una mejoría en las condiciones de acceso a la financiación, por parte de empresas y familias.

Ante este escenario económico y de cara a la negociación colectiva de 2009, desde la Confederación Regional de Empresarios llamamos a la moderación salarial. Consideramos imprescindible un ejercicio de responsabilidad por parte de todos los agentes implicados, que tenga como objetivo primordial el mantenimiento del empleo. Así, cualquier incremento de los salarios por encima del IPC conllevará una pérdida de competitividad de las empresas y, por tanto, una mayor destrucción de puestos de trabajo.