Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), correspondientes al primer trimestre de 2011, hechos públicos hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), reflejan un comportamiento negativo a lo largo del trimestre y del año, con un incremento del número de parados de 4.800 personas en nuestra región respecto al trimestre anterior, situando la tasa de paro en nuestra comunidad autónoma en un 21,79 por ciento.
En términos de comparación con el resto del país, estos datos resultan menos negativos, atendiendo a la variación porcentual respecto al mismo trimestre del año anterior, que se incrementa en Castilla-La Mancha un 1,82 por ciento, mientras que a nivel nacional este indicador crece un 6,45 por ciento.
La tasa de actividad registra una variación positiva del 0,59 por ciento, debido al incremento del número de ocupados. Sin embargo, a pesar de la ligera tendencia a la desaceleración del crecimiento del paro, Castilla-La Mancha sigue teniendo una tasa de desempleo algo superior a la media nacional. Los datos conocidos hoy constatan que la economía continúa estancada, estamos hablando de una tasa de paro que no es tolerable ni soportable en ninguna economía, ni en términos sociales ni económicos.
Para que la economía de nuestra región y del conjunto del país recupere las tasas de creación de empleo necesarias para reducir las actuales tasa de paro, que son del todo inasumibles por la sociedad, es necesaria una apuesta decidida y firme, de una vez por todas, para recuperar la economía productiva, especialmente de las pequeñas y medianas empresas y autónomos, que en estos momentos son los únicos capaces de crear empleo estable y por tanto, de consolidar el tejido industrial y propiciar la salida de la crisis, a través de la creación de nuevos puestos de trabajo.
Una vez más, como venimos insistiendo desde hace años, reclamamos la necesidad, imprescindible, de adoptar medidas urgentes, porque solo se creará empleo favoreciendo la economía productiva real. Para conseguir esto, en primer lugar, es fundamental restituir la financiación a las empresas, con el objetivo de garantizar la viabilidad de las que hasta el momento han logrado sobrevivir, así como acometer reformas estructurales, que nos lleven a ser más competitivos tanto a nivel nacional como internacional.
Entre estas reformas de carácter estructural, se encuentra una reforma profunda del sistema de las relaciones laborales en España y del sistema de la negociación colectiva, que dote a las empresas de más flexibilidad y mayor posibilidad de adaptación de los salarios a la situación real de las empresas en cada momento.