CECAM alerta de los efectos de la caída de los precios en la competitividad de las empresas

  • Categoría de la entrada:Economía / NOTICIAS

El Índice de Precios de Consumo (IPC) correspondiente al mes de marzo subió un 0,7 por ciento en Castilla-La Mancha respecto al mes de febrero, mientras que la tasa interanual se sitúa en el 1,9 por ciento, según los datos hechos públicos hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Los datos coinciden con los registrados a nivel nacional.

Los grupos con mayor repercusión mensual positiva son el de Vestido y Calzado, con una variación de un 4,5 por ciento, y el de Transporte, con un incremento del 1,5 por ciento. Ambos aumentos vienen motivados por el fin del período de rebajas y el incremento del precio de los carburantes, respectivamente.

Estos incrementos se producen por tanto de forma puntual y debido a factores exógenos, y no guardan relación con una recuperación real de nuestra economía. Al contrario, en el análisis de los datos del IPC con carácter interanual, se observa un descenso continuado, tanto a nivel nacional como regional, motivado por la situación de nuestra economía y el crítico momento que atraviesa el tejido productivo. Así, el índice de precios al consumo en Castilla-La Mancha se situaba en el 4,2 por ciento en marzo de 2011, cayendo en el último año más de la mitad, hasta el actual 1,9 por ciento registrado en el pasado mes de marzo. De igual forma, a nivel nacional, el IPC ha descendido en el último año desde el 3,6 por ciento de Marzo de 2011 hasta el 1,9 por ciento de marzo de este año.

Estos datos son el reflejo de la actual situación real que viven nuestras empresas. La restricción de acceso al crédito ha llevado a nuestras empresas a una situación límite, cuando no a la desaparición, con la consiguiente destrucción de empleo. Por tanto, mientras no se restituya la liquidez del sistema, de tal forma que vuelva a fluir el crédito a las pequeñas y medianas empresas, no será posible retomar la senda del crecimiento económico a los niveles precisos para favorecer la creación de empleo y la recuperación de nuestra economía.

Por otro lado, las necesidades de financiación del sector público reducen más aún si cabe los pocos recursos disponibles para la financiación empresarial y el consumo privado, lo que contribuye a deprimir la actividad y a frenar su recuperación. Por ello, las medidas de austeridad acometidas deberán llevar a unos niveles de déficit más reducidos que posibiliten un mayor flujo financiero hacia el sector privado.