2010, el año más duro de la crisis

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La situación de crisis económica con la que cerramos el ejercicio 2010, nos lleva a considerar que este año ha sido probablemente el más duro y el que peores consecuencias ha ocasionado a las pequeñas y medianas empresas y autónomos de nuestra región, así como al resto de la sociedad castellano-manchega.

Desde que comenzó la crisis, el número de pymes se ha reducido en un 12 por ciento, mientras que alrededor de un 15 por ciento de autónomos han tenido que abandonar su negocio en nuestra región. Ello debido, fundamentalmente, al cierre del acceso al crédito por parte de las entidades financieras, así como la morosidad en los pagos, que se ha agravado aún más durante 2010, provocando una falta de liquidez que ha llevado consigo, en muchos casos, el cese de actividad de numerosas empresas.

Tanto CECAM CEOE-CEPYME Castilla-La Mancha como nuestras organizaciones empresariales miembro, venimos reclamando insistentemente la necesidad de restablecer el acceso al crédito de las empresas. La financiación a éstas se redujo en el primer semestre del año en un 12 por ciento de media anual, registrándose tasas negativas de crecimiento durante todo el último año. Por otro lado, el crédito a las Administraciones Públicas, en el mismo período, ha aumentado en un 22 por ciento respecto al año anterior, creciendo en los últimos dos años a una media del 21,5 por ciento, alcanzando picos del 35 por ciento. Esto, unido a los 40.000 millones que el sector público debe al sector privado, coloca a las empresas en una situación muy comprometida.

A estos datos se suma, además, el aumento desmesurado del déficit público y el incremento de deuda pública hasta más del 60 por ciento del PIB en este año 2010, al que hay que unir el de Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, trayendo consigo numerosos episodios de inestabilidad  en los mercados financieros, lo que ha provocado que se ponga en duda la solvencia de las cuentas públicas de nuestro país. Este hecho ha impactado negativamente en el coste de financiación de la deuda y en la imagen de las empresas españolas en el exterior.

Asimismo, el deterioro que ha experimentado el mercado de trabajo, con 202.677 desempleados en nuestra región, un 11,56 por ciento más que en el año anterior, y con una tasa de paro del 19,7 por ciento, está en consonancia con la contracción de la producción. Como consecuencia de este aumento del paro, el consumo privado comenzó a estancarse.

El incremento del I.V.A. al comienzo del tercer trimestre, en un momento en el que no se había producido una recuperación de la actividad y el consumo que pudiera mitigar el impacto de este incremento impositivo, tuvo unas consecuencias nefastas.  La subida del I.V.A. provocó que el gasto de las familias cayera en picado, con los consiguientes efectos negativos para el tejido empresarial.

A las numerosas dificultades a las que las empresas tienen que hacer frente, se suma además en este comienzo de año la subida del recibo de la luz en cerca de un 10 por ciento, un coste adicional para los empresarios, que cada vez tienen más complicado poder sacar adelante sus negocios.

Las perspectivas económicas de cara al próximo año 2011, por tanto, no auguran nada bueno. El crecimiento de la economía, en la mejor de las previsiones, no llega al 1%, lo que hace pensar que la recuperación del empleo se postergará a años próximos y por ende, la tasa de paro no se verá reducida y seguiremos en el 20 % de la población activa.

Las entidades financieras ya han anunciado que este próximo año tampoco fluirá el dinero para las pymes y autónomos, por lo que no creemos que se produzca un cambio de tendencia positivo en este comienzo de 2011.

Ante esta difícil circunstancia, desde CECAM afrontamos este nuevo ejercicio, como venimos haciendo en los últimos tiempos, con un redoblado esfuerzo para poder superar esta situación de crisis económica, cuanto antes y en las mejores condiciones posibles, insistiendo en la necesidad de acometer reformas de calado urgentes, en diversos aspectos como las pensiones, el sistema financiero o el mercado de trabajo, entre otros.